SESENTA AÑOS...MENOS TRES (o el ántes y el después)

Había una vez, en un reino muy muy lejano, un rey enamorado que encargó un ramo de sesenta rosas rojas para felicitarle el sesenta cumpleaños a su sexagenaria esposa y reina. Cuál sería su sorpresa al ver que el ramo de sesenta rosas elaborado por el mejor de los mejores sesenta floristas del reino había quedado más feo que el más feo de los sesenta ogros que había en todo el reino. El rey enfurecido mandó a sus sirvientes a devolver el feo ramo y ordenó que con las mismas sesenta rosas el mejor de los sesenta magos del reino le hiciera otro nuevo ramo que estuviera a la altura de tal evento y tal reina. Al día siguiente, puntual, llegó el esperado ramo, escoltado por sesenta guardias y entregado personalmente a la reina de sesenta años de manos del ya mencionado mago que tras un guiño de ojos desapareció. Al ver las flores la reina suspiró y al momento de olerlas, como por arte de magia, sintió cosquillas mientras le desaparecían tres arrugas y se le disolvía el dolor de reuma. En la transformación el ramo perdió tres rosas, y por cada rosa, la reina tres años. Ahora el rey planea junto a su jóven y amada reina, una gran fiesta para cuando ésta cumpla de nuevo sesenta años.

Epílogo.
Os pongo yo las fotos del antes y el después del ramo, las de la reina habrán de pedírlas al rey.