LA OTRA CARA DE OLGA

Se que cuesta creerlo, yo también me negaba a pensar que mi mamá podía llegar a permanecer tranquila ante tal desmadre, y que tal desmadre hubiera sido precisamente provocado por ella. Se que todos estarán pensando que no se trata de ella, pero algo en su mano derecha confirma que no puede tratarse de nadie más: EL TELÉFONO!!!

Por 60 años de teléfono, de orden y uno que otro desorden...

Felicidades má!